Muchas veces se nos olvida que la vida no es un juego y hacemos cosas que pueden ser desagradables sin valorar las consecuencias. Seamos niños o adultos, maestros o alumnos, padres o abuelos; debemos de tener presente que vivir es un derecho y no se le debe de privar a nadie.
Desde nuestro colegio queremos dar ánimos a la familia de Abel, que de la noche a la mañana han sufrido una sacudida tan violenta en sus vidas.
Ójala esta situación solo sea una china en un mar de arena y dejemos a las vidas caminar porque nuestros destinos son tan esperanzadores que a nadie por ello, las ilusiones debemos quitar.
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